Este año, tengo algo diferente que contaros. Ha sido un año difícil, uno de esos en que el agua parece que quiere inundarlo todo. En mi barrio, el cielo llora desde hace semanas, y yo, a veces, también. La DANA se llevó muchas cosas: nuestros patios, nuestras calles, y hasta algunos de nuestros sueños.

No os voy a mentir, este año no sé si podréis llegar. No sé si habrá algún sitio seco donde os podáis parar o si mis zapatos, los que suelo dejar junto al árbol, estarán llenos de barro. Mis padres dicen que la DANA no es para siempre y que, como vosotros, el sol también tiene magia y saldrá algún día para secarlo todo. Pero, a veces, siento que quizás será más difícil para vosotros encontrarme, ya que mi casa no parece mi casa. 

Este año he aprendido que el mejor regalo es estar juntos, y, aunque no sé si podréis traerme lo que os pedí, espero que sigáis allí. Espero que tengáis en vuestros corazones un poquito de esa magia que siempre me hace soñar. Porque yo, aunque a veces dude, creo en vosotros.

Os prometo que pondré mis zapatos bien visibles, aunque estén un poco sucios. Sé que sabréis encontrarme.

Con todo mi cariño y mis ganas de seguir soñando,